"Se acerca la navidad y el fin de año... ¿Qué voy hacer?, ¿Con quién la voy a pasar?, ¿para dónde voy?, ¿Qué compro?, ¿Qué me pongo?, ¿Qué regalo?, no hay mucho dinero, no tengo tiempo, quisiera esto y aquello...." 

Estos y otros son los pensamientos que se instalan en esta época del año y que por lo general comienzan a rumiar en nuestra mente hasta agotarnos.

La época navideña trae consigo muchos pensamientos, emociones y sobre todo decisiones que tomar, y en algunos casos nos genera incoherencia emocional al tratar de complacer y hacer felices a otros.

Por esta fecha se genera un bombardeo de mensajes de felicidad, muchos preparan su mejor frase o mensaje navideño y de fin de año, las mejores fotos y todo aquello que pondrán en las redes sociales y del que se esperan muchos "likes".

¿Qué nos ocurre en Navidad?

A medida que se acerca esta época del año algo cambia en el ambiente, en la mente y en las emociones de las personas. Algunos muestran su alegría, otros prefieren aislarse, sin embargo, la gente es afectada por este fenómeno cultural y social.

Veamos algunas de las implicaciones emocionales de la Navidad

• Una de las implicaciones emocionales de mayor impacto en estas fechas es la nostalgia por la ausencia de un ser querido. Por tradición creemos que es una fecha de reunión familiar donde se acercan los que están lejos y se unen más los lazos de los que están cerca. Sin embargo, cuando alguien falta, esta ausencia se hace sentir y se manifiesta en tristeza, la cual es percibida e interpretada de manera muy subjetiva por cada persona involucrada. Es necesario hacernos conscientes de la implicación emocional que trae estas tradiciones y que nos condicionan bajo creencias y expectativas que de no cumplirse genera malestar emocional.

Otra implicación emocional de la navidad corresponde a una percepción de que nos volvemos más buenos, solidarios y amorosos, sin embargo, estos estados de ánimo muchas veces son fugaces, solo se dan por la temporada, al terminar las fechas se nos pasa el encanto y volvemos a ser los mismos hasta la próxima temporada.

• Y sin dejar de mencionar el impacto emocional del consumismo que se apodera de los pensamientos, emociones y decisiones de las masas como un fenómeno que se ha convertido en una dinámica social que impone un comportamiento que esclaviza y condiciona y que al final de la temporada lo que queda es estrés y desgaste emocional.

Inteligencia Emocional en Navidad y Fin de Año

En esta época del año, con un enfoque cultural, comercial y consumista, se alteran nuestras rutinas afectando considerablemente nuestro estado de ánimo. Emociones van, emociones vienen; se nos pasan los días entre alegrías, expectativas, reflexión, sorpresas, reencuentros, ansiedad, tristeza, nostalgia, sentimientos de fracaso, frustración, pérdida, soledad, ausencia de seres queridos y otras condiciones que nos desenfocan y a las que tenemos que hacer frente.

El elemento cultural nos envuelve y nos lleva a cumplir con toda una agenda desgastante. La época decembrina mal gestionada, nos deja exhaustos al tratar de resolver tantas cosas que nos privan de pasar momentos felices de manera emocionalmente inteligente.

La coherencia emocional tiene que ver con detener los planes desmedidos con los demás y dedicarnos más a nosotros mismos, con hacer sólo lo que nos nace de corazón, compartir sólo con quienes verdaderamente queremos estar, y disponer de nuestro tiempo y recursos con sabiduría; no es egoísmo, es inteligencia emocional. Por cierto, se vale estar triste en navidad, no hay nada de malo con esto, solo atiende la tristeza con amor y sabiduría. 

¿Cómo gestionar este vaivén de emociones en Navidad y Fin de Año?

• Hacerte consciente es el primer paso. ¿A dónde te llevan estas fechas?, ¿Qué emociones estás sintiendo?, ¿Te estás desbordando o tienes equilibrio emocional?
• Deja fluir tus emociones, si quieres llorar hazlo, es importante darnos permiso de sentir, es un ejercicio importante en la regulación de la carga emocional.
• Habla con otros de tus emociones, no te quedes solo, pegado en la nostalgia o en el estrés que genera la temporada, pasa a otras emociones más funcionales y adaptativas que te permitan soltar y avanzar.
• Gestiona la ausencia de aquellos que no están, sin reprimir la tristeza, haciéndote cargo de lo que estás sintiendo; las pérdidas y ausencias forman parte de la vida, asúmelo desde el amor, el perdón y el agradecimiento. No te cierres a disfrutar de las pequeñas cosas, de lo que si hay, de los que si están.
• Aléjate de las personas y lugares tóxicos, no te dejes llevar por las percepciones distorsionadas de otras personas sobre estas fechas. Busca gente linda que te aporte amor y una sana convivencia en estos días.
• Pon en acción la asertividad, esa virtud de decir no con elegancia ante compromisos impuestos por otros.
• Planifica las actividades para que puedas zafarte del estrés y disfrutar estos días con tranquilidad.
• Practica la compasión y la generosidad, todos tenemos algo para dar, no solo lo material, regala sonrisas, amor, abrazos, palabras de afirmación, actos de servicio. Dice el profeta Isaías: "Pero el generoso piensa en ser generoso, y por su generosidad será exaltado."
• Acuérdate de perdonar, quedarse estancado en el rencor sólo conseguirá hacernos sentir más tristes, frustrados y amargados y nos mantendrá desconectados del lado bonito de la vida.
• No te quedes llorando lo que no pudo ser, aquello que no pudiste alcanzar en este año, mejor reflexiona e identifica los errores cometidos y tómalos como un aprendizaje para que no los vuelvas a repetir y replantea las metas y establece unas nuevas, nunca dejes de soñar.
• Disfruta estos días, conecta emocionalmente con tus seres queridos y amigos, con las visitas y reencuentro con personas que tienes tiempo sin ver, y sobre todo, pero sin abusar, disfruta de la deliciosa comida típica de estas fechas.

"Que tus actos amorosos no sean temporales sino que los puedas practicar durante todo el año"