La autoestima es un constructo que tiene que ver con la forma en la que nos percibimos a nosotros mismos. Este proceso se inicia en la infancia, influenciado y condicionado por las experiencias tempranas, por las opiniones y valoraciones que recibimos y que fueron creando nuestro valor. 

Experiencias como el abandono, las críticas negativas, la falta de afecto o reconocimiento, el rechazo, las pérdidas, las separaciones tempranas o alguna experiencia de abuso emocional o físico, afectan considerablemente la valoración que una persona tiene de sí mismo.

Es normal que nuestra percepción de nosotros mismos tenga fluctuaciones, el problema es cuando las fluctuaciones son muy frecuentes hacia lo negativos ya que esto nos bloquea de cara a la acción.

Si crees que no vales o no confías en ti mismo, entonces te comportarás de acuerdo a esta creencia y por consiguiente estarás paralizado en función de alcanzar metas.

La autoestima sana nos impulsa a conseguir nuestras metas, nos aporta seguridad, confianza, identidad, valor, y competencia personal para afrontar los problemas.

CONSEJOS PRÁCTICOS PARA SANAR TU VALOR 

En primer lugar, detente a pensar en tu opinión personal: La autoestima se manifiesta sobre todo en nuestra narrativa interna, en la manera en la que nos "hablamos a nosotros mismos.". Por lo general, los pensamientos negativos pesan más cognitivamente y es más fácil recordar lo malo que lo bueno. Las malas experiencias no resueltas afectan nuestro dialogo interior, también es posible que hayas interiorizado "etiquetas" o valoraciones negativas sobre ti mismo y has estado arrastrando esto desde la infancia: analiza tus "etiquetas" y pregúntate de dónde vienen. Reflexiona estas interrogantes:

¿De dónde vienen las creencias o valoraciones negativas que tengo de mí mismo? ¿Cuándo fue la primera vez que escuché o me dije eso? ¿Qué inseguridades o miedos me crea estas creencias?

Ahora busca cuaderno y lápiz para trabajar:

Lista tus fortalezas:

1. Escribe los elogios que recuerdes que te hayan dicho otras personas a lo largo de tu vida.

2. Enumera las capacidades y fortalezas que tú consideras que posees.

3. Detalla las cosas que te hagan sentirte orgulloso de ti mismo (logros, actitudes ante alguna situación, etc.)

Te aconsejo ir conformando las listas poco a poco durante al menos una semana.

Tiempo para Autorecompensas: Ocúpate de ti, de tu autocuidado, atiende tus necesidades, no esperes a que otros lo hagan por ti. Has una lista de cosas que te gusta hacer o que has dejado de hacer y empieza una a la vez. Mas allá de las cosas materiales, incluye experiencias, por ejemplo: ir al gimnasio, probar un nuevo peinado, pasear un rato por un parque, llamar a algún amigo para charlar, preparar una comida que te gusta, usar esa ropa que tienes guardada para una ocasión especial... ¿qué se te ocurre?... dedica tiempo para elaborar esta lista.

Habla con tu espejo: No te mires de forma automática, ocupa un tiempo para reflexionar sobre lo que ves en el espejo, reconcíliate con lo que ves, cada día frente al espejo mírate a los ojos, y háblate adoptando un tono de voz y una postura de seguridad y confianza. Los mensajes pueden ser con lo que vas a hacer durante el día, con tus cualidades, o mensajes de ánimo y aprobación.

No se trata de mentirte o darte mensajes irreales, se trata de conectar contigo, adoptar una postura erguida, calmada y hablarte con tono cariñoso, aceptarte y amarte.

Utiliza la imaginación y crea: Imagínate a tu "YO con buena autoestima" y pregúntate: ¿Qué haría mi YO con buena autoestima en esta situación? ¿Qué dejaría de hacer? ¿Cómo afrontaría tal o cuál problema? ¿Cómo me relacionaría con los demás?

No te olvides de agradecer: Al terminar el día, busca cosas que pasaron durante tu día y agradece por ello.

Tu valor se refuerza con la práctica, no te quedes sólo en la reflexión, muévete y pasa a la acción.

Psicóloga Lucy Torres